Escenografía, privacidad, conexión, identidad… Fachadas por el Arq. Javier Zas

Arq. Javier Zas, Estudio Zas Lavarello


Durante el seminario “Hacia una nueva generación de fachadas”, del X Congreso Sisteccer 2017, el Arq. Javier Zas, del estudio Zas-Lavarello en su disertación destacó las fachadas de los edificios Vitrum, Hotel San Telmo, Boutique Work y Summers. Renovar un edificio sin demoler insertando una segunda fachada, aprovechar los recursos que brindan las carpinterías y el mercado local para llevar a cabo fachadas, provocó debate con su conferencia: “Cómo innovar y no morir en el intento”, desafiando a la industria nacional a impulsar los departamentos de investigación y desarrollo para acompañar a aquellos profesionales que se animan a innovar en las fachadas.
“Las fachadas son la escenografía en la que transcurre la vida global, cuando transitamos por las calles y las plazas. Son el filtro que separa la vida privada de la pública. Son la imagen que los Gobiernos pretenden dar de sí mismos, lo mismo ocurre en la actividad privada. Los productores inmobiliarios sienten muchas veces que los edificios que se están llevando adelante los representa a sí mismos. Nosotros como arquitectos, diseñamos edificios de arquitectura, que son bienes, y los bienes son comercializados en el mercado y se transforman en mercancía. Y la fachada en ese caso, es asimilable al packaging. Son el principal canal de comunicación con el consumidor”, así definió el Arq. Javier Zas a las fachadas en su conferencia brindada en el Sisteccer 2017.
Durante el Congreso presentó dos tipologías de fachadas: en dos y tres dimensiones. Con respecto al primer grupo las definió como fachadas compuestas por una fachada plana, la que se le superpone a una fachada funcional que resuelve iluminación y ventilación. “Trabaja como telón que oculta servicios pero además otorga identidad”, sostuvo Zas.
Como ejemplo exhibió el Edificio Vitrum, distinguida por su fachada de colores. “Tanta potencia tuvo la fachada de vidrios que los clientes deciden llamar al hotel ´Vitrum´”, subrayó Zas. El edificio tiene 16 suites y se destaca en la zona por su fachada de vidrios de colores que reflejan el concepto generador del proyecto, enfatizado por la iluminación interior en tonos rojo y naranja, que hacen foco en las aberturas especialmente diseñadas para tomar la luz natural y realzar los espacios interiores. En la primera intervención se utilizaron vidrios de colores, años más tarde realizaron la ampliación del edificio, usando vidrios blancos, negros y grises, con el objetivo de diferenciar el edificio original de la ampliación. “En la primera intervención, trabajamos con vidrios laminados pintados en cara 4. Luego, en la segunda etapa, utilizamos vidrios laminados y templados pintados en cara 2 con pintura vitrificada, que por supuesto funcionaron mucho mejor”, detalló Zas. En cuanto a la propuesta de las dos fachadas, Zas comentó que “surge porque el edificio original, de la etapa 1, tenía un hormigón existente, no queríamos demoler el edificio anterior, por eso la idea fue perforar el edificio y superponerle una segunda fachada, ubicando funcionalmente las ventanas”.
El segundo edificio que presentó el Hotel San Telmo, para el cual como segunda fachada no eligieron el vidrio, sino el aluminio compuesto. “Este edificio tiene la particularidad que por las condiciones reglamentarias, no podía tener ocupación completa de lado a lado de las medianeras, con lo cual empieza siendo un edificio de medianeras, se corre, y aprovechamos para cerrar la fachada. No queríamos que el desarrollo interior se mostrase. Nos parecía que era muy interesante la lógica interna del edificio, pero no era interesante la visualización desde la fachada y el relacionamiento con el resto de sus vecinos. De esta manera surge la malla de aluminio, que además nos permitió alojar servicios”, explicó Zas.
Para ejemplificar las fachadas en tres dimensiones, el arquitecto seleccionó Boutique Work 1, 2 y 3, edificios certificados LEED. Boutique Work, es un conjunto compuesto por 3 edificios ubicados entre las calles Costa Rica y Arévalo, en el barrio de Palermo. “En un primer momento analizamos si estos tres edificios debían ser exactamente iguales, exactamente diferentes, o si alguno debía primar sobre los otros dos. La decisión fue trabajar con edificios primos, no gemelos. Optamos por una fachada tridimensional. Para hacer esta operación, como no podemos sobresalir de la línea municipal, retrocedimos 35 cm la fachada y luego avanzamos con un módulo de ventana, que se repite en los 3 edificios. Es un módulo de 3,20 x 3,20 m, de planta triangular y tiene como elemento complementario un triangulo, formado por una pieza de aluminio compuesto. Se optó por el sistema Frame, con doble vidrio, cámara de aire de 12 mm, vidrios con control solar Cool Lite y vidrios laminados de PVB, de 4 + 4. La gran decisión que tomamos es que la pieza de hormigón armado resolviera tanto la ventana superior como la inferior, por lo tanto tiene largos diferentes y posiciones diferentes dentro de la planta”, explicó Zas.
“Logramos la diferenciación utilizando el mismo módulo, como si hubiésemos armado una pieza de Rasti, ubicándolas en posiciones diferentes, lo cual nos permitió sistematizar y al mismo tiempo producir imágenes diferentes en los edificios”, detalló.
En el edificio Boutique Work 1 las ventanas están alineadas tanto en vertical como en horizontal. En el edificio Boutique Work 2 se desalinearon levemente las ventanas en horizontal pero al mismo tiempo los triángulos giran hacia un lado y hacia el otro, remarcando la esquina. Respecto de Boutique Work 3 (actualmente en construcción) se desalinearon levemente las ventanas en horizontal pero están todas hacia el mismo lado. La segunda diferencia en los 3 edificios es el color del aluminio compuesto. En el primer edificio se optó por el color cobre, en el segundo el plata y en el tercero el azul metalizado.
El último edificio que mostró se encuentra en construcción bajo normas sustentables, que aspira a obtener la certificación LEED Gold, y hasta LEED Platino; y está ubicado en la calle Soler al 5700, en el barrio de Palermo. Summers es un pequeño terreno, de 16 metros de ancho, que tiene como vecinos, dos edificios de vivienda multifamiliar sin ningún valor arquitectónico y absolutamente disimiles entre sí. El edificio bajo tiene 16 metros de altura y el alto tiene 29. El bajo está alineado sobre la línea municipal y el alto está retirado 2 metros hacia atrás. El izquierdo tiene 16 de profundidad y el derecho tiene 25 metros de profundidad. “Nuestro terreno eran dos terrenos unificados, diferentes. Todas las condiciones eran disimiles. Propusimos trabajar en dos volúmenes diferentes, un volumen bajo que se alineara con el edificio bajo y un volumen alto que se alineara con el alto, tanto en profundidad, como en altura, como en posición, retirado 2 metros”, comentó Zas.
El edificio tendrá un local comercial en la planta baja de 185 m2, más 140 m2 que estarán destinados a jardines. También habrá un acceso al elevador para vehículos que llevará autos a las cocheras de los tres subsuelos. Este elevador se continua con el núcleo vertical, un tubo de ladrillos de vidrio, que los arquitectos llaman “el periscopio”. Este tubo envuelve a las escaleras y permite introducir luz natural en la parte más oscura de la planta. También provoca que circular por las escaleras se convierta en un paseo agradable, ilumina el palier de los ascensores y une fácilmente dos pisos alquilados por un mismo locatario. “Habíamos hecho un esquema de iluminación que nos indicaba que utilizar las escaleras en la parte de atrás significaba sacrificar el mejor lugar de trabajo. Así que finalmente decidimos ubicar las escaleras en un lugar más central y dejar las zonas de mayores luces para la zona de oficinas. A partir de ahí seguimos pensando qué podíamos hacer con la escalera, y lo que hicimos fue calar las plantas de oficinas para ubicar un tubo de ladrillos de vidrios, al que llamamos “periscopio”, para iluminar la escalera”, indicó.
A partir de ahí trabajaron con un segundo tema: los balcones. “Propusimos la utilización de balcones, para desalinear el edificio bajo y, por otro lado, acentuar el volumen bajo y alto. En los niveles bajos hacia el frente y en los niveles altos hacia el contrafrente. Y en los niveles superiores, también en el lateral”, y agregó: “Así logramos tres tipos de fachadas diferentes, en el contrafrente no aparecen los balcones en los sectores bajos, la fachada ortogonal, resuelta con Frame, compuesto por dobles vidrios con control solar, templados y laminados. Aquí la fachada resuelve la estética y la situación funcional de iluminación y ventilación”.
En referencia a la otra fachada interna, indicó que “resuelve ventilación e iluminación con carpinterías A30 de Aluar, DVH con control solar y propusimos para los balcones una segunda fachada que es una sucesión de lamas verticales de vidrio”. En ese sentido, agregó: “En primer lugar pensamos en la misma solución constructiva de Boutique Work que la losa de hormigón se extendiera y la lama se apoyase sobre los hormigones, la separación de lamas terminaba siendo de 40 cm y la imagen no era la que queríamos en ese momento. La segunda idea era pieza metálica que resolviera las tolerancias y después colgar esas piezas de una inserción de calces que se encontrarían en el hormigón armado, que fue la segunda variante que terminamos adoptando. Otro tema que teníamos que trabajar era la selección del vidrio para las lamas, en este caso decidimos trabajar con 4 tipos de vidrios. Pasamos de trabajar con PVB a trabajar con SentryGlas lo que nos permitió reducir los vidrios laminados de 10+10 a 10 +6. La idea es diseñar la fachada con vidrios transparentes, vidrios blancos, vidrios espejados y vidrios serigrafiados. Hoy estamos con vidrios reflexivos y serigrafiados, hoy estamos discutiendo si los reflejantes van a ser serigrafiados plateados y no reflejantes enteros”.
La fachada Summers es una fachada ondulada, con parasoles verticales móviles de 30 cm de ancho. Estos parasoles modificaran su posición de acuerdo con la luz y el viento. “Las lamas de vidrio van a reflejar la luz de distintas maneras, constituyendo una fachada cambiante, diferente según la hora del día y también en las distintas estaciones del año. Las láminas de vidrio pivotean y permiten generar distintos grados de apertura de la fachada. Así se controla la incidencia solar, generando una piel dinámica que transforma la apariencia del edificio. Por momentos, la fachada se verá más transparente y permeable, mientras que en los picos de incidencia solar será más opaca y reflexiva”, finalizó.