El aluminio es el segundo metal más empleado en el mundo y está presente en millones de aplicaciones en la vida diaria. En la construcción es uno de los materiales preferidos debido a su resistencia. En este sentido podemos resaltar tres aristas: su resistencia mecánica, la resistencia a los agentes atmosféricos y la resistencia a la corrosión. Estas cualidades son aprovechadas al máximo en las ventanas de aluminio.
Resistencia Mecánica
La resistencia es la capacidad que tienen los elementos estructurales de soportar los esfuerzos a los que están sometidos. El aluminio es un material liviano y de gran resistencia estructural, por lo que es utilizado en las edificaciones más exigentes. Acompaña las tendencias de la arquitectura, que busca cada vez mas grandes superficies vidriadas con perfiles metálicos esbeltos.
Debido a la resistencia mecánica, las ventanas de aluminio no requieren de refuerzos a diferencia de otros tipos de materiales.
Resistencia a los agentes atmosféricos
Las aberturas de una vivienda o edificio son los puntos más vulnerables a las filtraciones de aire del exterior, por ello las ventanas deben ser resistentes a la carga del viento y conservar un alto nivel de hermeticidad, cualidades que se obtienen con los cerramientos de aluminio.
Resistencia a la corrosión
La corrosión es un proceso natural por el que un metal se altera y deteriora a través de reacciones químicas que afectan directamente a la vida útil del metal. Depende en gran porcentaje de la humedad y de la cantidad de substancias agresivas que se encuentran en la atmósfera. El aluminio es uno de los materiales metálicos más utilizados en las distintas industrias por su resistencia a la corrosión.
La suma de las propiedades mencionadas permite que las ventanas de aluminio se mantengan inalterables ante el paso del tiempo.