Teatro del Bicentenario de San Juan


En el Teatro del Bicentenario de la Provincia de San Juan, ícono de la arquitectura argentina, se utilizó el sistema de carpinterías FRAME 130 de SAPA con una solución técnica adaptada a la condición sísmica de la provincia. Luego de 4 años de construcción fue inaugurado en Octubre de 2016.
Emplazado entre las avenidas España, Las Heras, Córdoba e Ignacio de la Roza, al Teatro del Bicentenario se ingresa por el Hall Principal, mediante un arco de grandes proporciones. Desde éste se accede al Foyer y de ahí, a la Sala principal del teatro. Se utilizó el sistema de carpinterías FRAME 130 de SAPA con una solución técnica adaptada a la condición sísmica de la provincia (Zona 1), que fue puesto a prueba en varias instancias de la obra sin sufrir daño alguno. En el hall de ingreso, uno de los espacios más importantes del teatro tiene 90 metros de extensión, 16 metros de ancho, 9 metros de altura y una superficie total de 1.340 metros cuadrados. Además, cuenta con una doble panelería vidriada con vidrios de alto impacto y térmicos.
La construcción del teatro del Bicentenario, cuya sala principal cuenta con una capacidad para 1.129 espectadores, se proyectó bajo el modelo acústico de la sala lírica del Teatro Colón de Buenos Aires, reconocido como el mejor teatro de ópera del mundo y el tercero de música sinfónica. El costo de inversión anunciado en un primer momento fue de 280 millones de pesos, de los cuales Nación aportaría 150 y, la provincia, 130. Finalmente, fueron 330 millones de pesos (la recuperación del Teatro San Martín costó 400 millones).
Un gran arco de hormigón de 63 m de luz y 6 m de altura revestido con 9 mil placas de mármol travertino sanjuanino envuelve el edificio sobre el frente y le da escala monumental al acceso, de cara al parque público que lo conecta con el Centro Cívico.
Según el jefe de Oficina Técnica de Obra del Teatro del Bicentenario, Federico Viqueira, un tema fundamental fue el responder a los requerimientos acústicos de la obra en muchos de los sectores del edificio. Tenían que evitar el paso de ruido del sector de servicio, como salas de máquinas, de los espacios de circulación, a la sala lírica, el auditórium, el escenario y las salas de ensayo. Para lograr esto, adoptaron muros dobles de mampostería con revestimientos perforados y aislación interior, puertas acústicas según cada requerimiento y consideraciones especiales en los cielorrasos.
Otro aspecto complejo señalado por Viqueira, fue la resolución de la estructura de sostén del edificio en coherencia con los requerimientos de proyecto y del diseño arquitectónico. Por las dimensiones del edificio, que se ubica en un predio de más de dos hectáreas, el mismo debió ser dividido en más de 10 bloques que por cuestiones sismoresistentes llevan juntas de dilatación entre ellos de entre 10 cm y 40 cm en algunos casos. La necesidad de dichas juntas derivó en la resolución de la materialización de las mismas en pisos, revestimientos y cielorrasos.
También resultaron de complejidad estructural los voladizos de hormigón en los palcos de la sala principal de más de 5 metros. Y la cubierta de la sala principal implicó una luz de 30 metros de largo y unas cerchas metálicas con un peso propio de 13 toneladas.
“El terreno era muy bueno para fundar. Se realizaron bases unidas entre sí con vigas de encadenado. Mientras que la parte central del edificio posee una platea de un metro de espesor”, detalla el arquitecto José Luis Mermet, jefe de arquitectura de Panedile, una de las tres constructoras de la UTE a cargo de la obra. Las buenas condiciones del suelo permitieron excavar sin realizar talud.
“De los 14 mil m3 de hormigón que se colaron, el mayor porcentaje se lo llevan las fundaciones”, aclara Mermet. En efecto, la estructura del complejo teatral fue calculada con coeficiente de seguridad tres, acorde a la zona sísmica en que se encuentra. “Toda la estructura es aporticada para responder los requisitos de sismo, con cerramientos de mampostería”, aclaran los responsables de la obra.
El concepto de diseño fue “empotrar” en el suelo una gran masa. Luego, la estructura se comporta como una ménsula. Esto determinó que la cuantía de acero en las columnas llegue a 500 kg/m3, y se emplearon hierros de 32 mm en columnas y tabiques.
Para ordenar la obra y resolver las uniones constructivas, se dividió el proyecto en bloques, de la A a la J, que coinciden con las juntas de dilatación del edificio. Se materializaron juntas móviles; las más grandes llegan a 40 cm, conformadas por una tapa fija metálica y un fleje. Ambas partes se pueden desplazar una sobre otra, una solución similar a la unión entre los vagones del subte. “Lo más complicado es resolver estas juntas en las cubiertas”, aclara Mermet. Se materializan con una pieza de zinguería con perfiles conformados a partir de chapas gruesas unidas por bridas.
Por indicación del ingeniero calculista, en todos los locales donde fue posible, las divisiones internas se resolvieron con panelería liviana. En el caso de la gran sala, por razones acústicas, el cerramiento se realizó ladrillón de San Luis, que tiene 20 cm de ancho, para aportar masa. Mientras que el techo de la sala sí es liviano, con vigas reticuladas ubicadas a unos 18 metros de altura respecto a la platea. Completan la cubierta paneles tipo sandwich (dos caras de chapa con aislante interno). Y un cielo raso acústico suspendido, conformado por varias placas de roca de yeso superpuestas, más un entramado de madera con un 50 % de vacíos.
El piso de la sala es de madera y está apoyado sobre una estructura metálica. Al quedar suspendido, debajo se conforma una cámara de resonancia, similar a la del Teatro Colón, que se aprovechó también para la distribución del aire acondicionado. De ese modo, la sala y platea funcionan de forma análoga a un instrumento musical al que hay que afinar. Eso se logra con los frentes de palcos de entablillado de madera ciego y cortinas que se pueden mover de acuerdo al requerimiento acústico.
José Luis Mermet, arquitecto, destacó: «Ya me estoy jubilando y para mí este teatro es un broche para mi carrera. Es muy importante, va a generar un gran movimiento a nivel cultural. Pienso seguir trabajando igual, pero esta obra como broche es lo mejor. La cultura es lo que siempre se deja para el final, por eso hacer esta inversión, lo aplaudo. No se ve muy seguido”. Por su parte, Alfonso Asensio, arquitecto, subrayó: «Ojala en algún momento podamos repetir algo similar a esta obra. Creo que será muy difícil. No es un metier que lo pueda hacer cualquiera, esto es superlativo. Tener la posibilidad de hacerlo acá, teniendo los asesores que pudimos contratar, es un lujo, como traer estos materiales de Europa. Es la frutilla del postre, es la obra emblemática de arquitectura de Panedile”.
Ubicación: Av. Córdoba, entre España y Las Heras, San Juan.
Superficie cubierta: 18.200 m2.
Superficie vidriada: 1.800 m2
Capacidad sala principal: 1129 personas
Capacidad sala secundaria: 190 personas
Escenario: 700 m2
Proyecto: Estudios Velasco- López y Pasinato- Bianchi Bolzán.
Constructor: UTE Panedile, Perfil e Ing. César Borrego.
Asesores: Sánchez Quintana-Basso (Acústica), Ing. Jorge Amado (Estructura), Ernesto Diz y Pablo Pizarro (Iluminación), Estudio Grinberg (Termonecánica), Cosangas SRL (Sanitaria).
Carpintero: CARPEAL